La uva y el vino (Eduardo Galeano)
Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela.
Antes de morir, le reveló su secreto: -La uva -le susurró- está hecha de vino.
Marcela Pérez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos.

domingo, 13 de junio de 2010

"Quizás para vos sea azul, pero para mi es rojo"

Desde lo alto, el narrador cuenta éste cuento. Sobrevuela los recuerdos del dueño de casa quien decide vender todas sus pertenencias en una especie de “venta de garage”. Por un momento siento que quizás es ella quien narra, quien compartió con el la cama. Pero después esa idea se desvanece.

Aparece en acción una pareja que se está mudando, y a la cual le vendrían muy bien las cosas. De a poco se van adueñando de la situación, él mira tv sentado en el sillón, ella se acuesta en la cama para probarla, incluso lo llama a él y le insinúa la posibilidad de tener sexo ahí.

Aparece caminando a lo lejos, el hombre del principio. Trae en una bolsa de supermercado whisky, cerveza y algunos snacks y casi al mismo tiempo en que comienza la charla con los posibles compradores sobre precios, empieza a tomar y a ofrecerles a ellos también un trago.

Así es que, ya en estado de ebriedad, bailan escuchando música que proviene del tocadiscos, ella, él, el vendedor, cual locos en el jardín delantero. Por un momento, les preocupa que los vecinos miren, pero no por mucho, ya que siguen bailando.

Esta “movida callejera” me retrotrae a la quema del muñeco de fin de año, cuando con mis vecinos (no los criticones, sino los compañeros de andanzas) bailamos al ritmo de los tambores con antorchas en las manos para finalmente prender fuego el trabajo de una semana. Siento en ésas miradas de desaprobación a los que nos encasillan como vagos, okupas de la calle. Y como la libre asociación es claramente libre, me permito pensar en que nosotros, y bailarines también, nos parecemos a esa familia que vivía en la calle Humboldt, haciendo constantes locuras y teniendo de fondo el ojo crítico de los vecinos. La verdadera similitud, creo que es, la poca importancia que les damos.

Volvamos a lo que nos compete. El narrador nos habla de lo que pasó después, semanas después, cuando ella sentada con amigos supongo o mismo en el trabajo, intentó contar la situación extraña, el baile, los regalos, el whisky. Tenía muchas ganas de hablar de eso, pero a nadie parecía importarle, así que después de un rato dejó de intentarlo.

Me parece simplemente genial que lo que fue extraordinariamente loco para ella, pase desapercibido frente a los demás.

miércoles, 9 de junio de 2010

“Y finalmente, John Vincent Moon era…”

Ambos recuerdan.

Borges primero, la noche que se encontró en La Colorada por casualidad. No esperaba confesiones, remordimientos ni ser el juez de nadie, quería solamente conseguir un lugar donde dormir. En esa situación conoce a “El ingles”, y sin saber bien en qué se estaba metiendo, preguntó por su cicatriz.

Y ahí es cuando él, quien al final era irlandés, toma la voz. Se remonta a 1922, a las luchas por la independencia irlandesa. En ese contexto es que “llega” John Vincent Moon a su vida y es por una secuencia de hechos desafortunados que permanece en ella.

Una noche, cuando escapaban, un balazo rozo el hombro de JVM, y es por esto que quien nos habla, decidió abrirle las puertas de su hogar, para atender y curar al novato. Varios días convivieron quienes se suponía eran compañeros de revolución, de ideales, hasta que la traición tocó la puerta. El dueño de casa se vio vendido, cambiado por vaya uno a saber qué, quizás hayan sido 30 monedas de plata. Antes de ser apresado, logró perseguir y marcar para siempre la cara y la vida de Moon.

Borges toma la voz otra vez, recuerda el nerviosismo que se le notaba al ingles antes de soltar sus ultimas palabras “¿No ve que llevo una cicatriz? Le he narrado la historia de éste modo para que usted la oyera hasta el fin. Yo he denunciado al hombre que me amparó: yo soy Vincent Moon. Ahora desprécieme”

Realmente, la duda no me abandona ¿Habrá despreciado Borges a éste hombre?

“Valores perdidos en el fondo del mar”

La descripción con que Chejov da inicio a “En el mar. Cuento de marineros” me lleva indiscutiblemente al medio del océano. Siento la sal, las nubes bajas, el frio… Me encuentro con este personaje, marinero, tan convencido de lo despreciable de su ser. Lo imagino sucio, borracho, cansado y solo. Pienso en si mi abuelo, cuando navegaba por la Antártida, se habría sentido así.

La frase “El hombre es en general inmundo; y a veces un marinero puede ser la más inmunda criatura de la Tierra” tiene un peso muy fuerte ¿Qué lo habrá llevado a pensar así? ¿Dónde se encontrará su inmundicia? ¿En su actuar? ¿En su aspecto? ¿En su pensamiento?

Ni siquiera se el nombre de quien emite juicio, sólo que está bordo de un barco, con 22 marineros más echando suertes. Se sorprende por haber ganado, tanto él como su padre, un lugar para espiar el camarote de luna de miel. Quien lo reservó es una pareja formada por un pastor y una joven, según dice, muy hermosa.

La acción narrativa se hace notar en la historia. Luego de haber estado hablando en el salón junto con un banquero (según percibo, otro ser abominable para el narrador) y una mujer, los tórtolos se retiran a su habitación, y los despreciables marineros corren a espiar por los agujeros, en el camino tropiezan con cosas e incluso son mordidos por las ratas.

Pero algo cambia todo. Los hechos siguen en orden pero los valores se dan vuelta. En esa rápida secuencia donde la joven novia pasa de negar con la cabeza a aceptar, el pastor sonríe y entra el banquero a la habitación con dinero los roles se invierten ¿No eran acaso los marineros, de entre todos los hombres, los más inmundos? Padre e hijo se asquean de la situación y se retiran de su escondite. Quizás, en algún punto, lo reconforte saber que cuando “Dios”, el capital y la libido se juntan, pueden crear inmundicias desconocidas hasta por ellos.

martes, 8 de junio de 2010

"Tomando un café con Piglia"

-Buenas tardes Ricardo. Gracias por prestarme unos minutos de su tiempo. La verdad es que ando necesitando hacer un análisis de mis cuentos y me dijeron que usted podía ayudarme.

-Bueno, a ver, ¿vos leiste “Tesis sobre el cuento”?

-No.

-Bueno, entonces empecemos por un ejemplo que cito en ese texto y que está sacado del cuaderno de notas de Chejov “Un hombre, en Montecarlo, va al Casino, gana un millón, vuelve a su casa y se suicida” ¿te parece una secuencia normal?

-Y no, se supone que si gana tanto dinero, no se va a suicidar.

- Igual, que se suponga eso, no significa que alguien no pueda contar lo opuesto, o mismo contar dos cosas distintas al mismo tiempo. De esa idea nace mi primera tesis “un cuento siempre cuenta dos historias” donde la historia 2 se encuentra oculta y debe hallarse intercalada en la historia 1. En el ejemplo, la historia 1 sería el relato del juego y la 2 el por qué del suicidio.

-Pero si ya estoy contando una historia, ¿Cómo hago para contar otra simultáneamente?

-Primero que nada, teniendo en cuenta que cada historia se cuenta de manera distinta. Los mismos acontecimientos entran en dos lógicas narrativas antagónicas.

-Ehhh

-A ver si te cuento mi segunda tesis si te queda más claro “la historia secreta es la clave de la forma del cuento y sus variantes”

-Quizás unos ejemplos me ayudarían.

- La manera de contar la segunda historia fue cambiando con el correr del tiempo: en las versiones modernas, se abandona el final sorpresivo y la estructura cerrada, se cuentan dos historias, como si fueran una. Mientras que los cuentos clásicos, cuentan una historia anunciando que existe otra. Escritores como Hemningway pusieron toda su atención en la narración hermética de la historia secreta, mientras que Kafka cuenta con claridad y sencillez la historia secreta y narra sigilosamente la historia visible hasta convertirla en algo enigmático y oscuro.

-Ahh, ahora me queda más claro. Creo que lo que me conviene, para hacer mi análisis, es buscar en mis cuentos sus tesis y reconocerme con alguno de los autores que me nombró.

-Yo te redoblo la apuesta, escribí un relato con tu estilo, contando la historia 1 y 2 a tu manera. Después de eso, crea tus propias tesis.

lunes, 7 de junio de 2010

domingo, 6 de junio de 2010

Scouts: Un otro no tan otro (reescritura)

Faltan unos minutos para que sean las tres de la tarde, y ya estoy en la puerta del
“campito” de Corpus Christi donde todos los sábados se junta un grupo Scout. Claramente es un sábado distinto para mí. Debería haber llegado a las dos y media a mi parroquia, para jugar con los chicos, tener reunión y a eso de las cinco terminar, en vez de estar acá de tres a siete. Igual, el acá es relativo, no puedo salir del auto, no puedo entrar tampoco: La lluvia no para y el barro se hace notar.

Empiezo a escuchar música para pasar el rato, porque nadie aparece y el tiempo corre. Le mando un mensaje a Lucía, mi contacto, traductora, puente, o simplemente la amiga de una amiga que forma parte del grupo. No responde. Mi mamá, quien me trajo, se impacienta. Empieza a preguntarme dónde está Lucía, si se habrá suspendido por la lluvia, que qué hago con mi trabajo… Subo el volumen para tratar de escucharla menos, mientras tanto, recuerdo el momento en que me dijeron “vos sos de Acción Católica, así que tenés que odiar a los Scouts” ¿Por qué? Nunca lo supe, quién inventó la rivalidad menos. Yo creía que teníamos fines similares, pero parece que me equivoqué. Así que voy a seguir esperando a que lleguen las personas que se supone que odio.

Ya son cerca de las tres y cuarto y veo alguien que avanza con una campera que dice “Scout Argentina”.
-Hola, una pregunta ¿Dónde están los Scouts?
-Hoy como llueve nos juntamos en el salón parroquial, acá a tres cuadras.

Damos vuelta el auto, en la maniobra veo que avanza Lucas, el hermano de un amigo, que es Scout. Lo invito a subir así me guía hasta mi nuevo destino.

Llego y aparte de ver pañuelos en el cuello por todos lados, veo padres, bastantes ¿Qué hacen acá? ¿Cómo tienen tanta convocatoria? En las reuniones de padres que armamos nosotros, nunca son más de tres.

Entro y me encuentro con Lucia. Me explica que hoy es un día especial, ya que algunos nenes toman su Promesa Scout. Una ceremonia nueva para mi y para ellos también, ya que por la lluvia tuvieron que modificarla. Me presenta a Juanchi, el jefe del grupo Scout de Corpus Christi, y aparte de darme la bienvenida me dice que cualquier cosa que necesite, que le pregunte.

No soy madre de los nenes, ni soy Scout, así que invento dónde tengo que sentarme. Ya ubicada noto una mesa cubierta con un cuero sobre la cual están los pañuelos perfectamente enroscados. Pienso en mi institución, donde también tomamos promesas. Generalmente la toman los chicos de séptimo en el contexto de la misa de Cristo Rey. Ese día, sus padrinos les ponen sobre el corazón el escudo de la Acción Católica. Vuelvo a concentrarme en el salón ya que están
entrando en orden las cuatro ramas que conforman al grupo Scout, o las cinco mejor dicho. Primero la Manada (los chicos que tienen de 7 a 11 años), los Scouts o Unidad (de 11 a 14), los Caminantes (14-17) y por último los Rovers (17 a 21). El quinto grupo es el de los dirigentes, ellos tienen de 21 años en adelante. Nosotros tenemos áreas, tres para ser mas específica: Aspirantes, (de la cual soy responsable junto con un amigo) donde están los chicos de 6 a 13 años; Jóvenes con los chicos de 13 a 18; y por último están los mayores de 18 años en adelante. Nuestros delegados no tienen un área aparte, conservan su grupo base, como por ejemplo yo que soy dirigida en mayores y a la vez delegada y responsable de Aspirantes.

Una vez que estamos todos acomodados, el jefe de grupo da la bienvenida a las banderas diciendo “Saludo Scout a las banderas” automáticamente los chicos de la Manada ponen sus dedos en forma de “V” lo que representa las orejas del lobo y de la Unidad en adelante dejan los tres dedos del medio levantados, los cuales representan los tres puntos de la promesa Scout, su compromiso con Dios, con la patria y con los demás y unen el pulgar y el meñique en la palma, ésto significa la protección del mayor al menor. Una vez que desfilan las banderas, hacemos la señal de la cruz, cada rama reza su oración, y pasamos a lo central de la ceremonia.

Aparece en escena la jefa de la Manada, y al saludo de “Buenas tardes, siempre listos” da una introducción contando lo que significa tomar la investidura, la cual es el paso previo la promesa y la promesa en sí. La Manada esta dividida en dos grupos por su cantidad “Lobos Agiles” y “Lobos Astutos”, y todo el trabajo llevado a cabo por los dirigentes se basa en juegos inspirados en “El libro de las Tierras Vírgenes” de Rudyard Kipling. De allí que sus dirigentes adopten nombres de los personajes, como la jefa de la Manada a quien llaman “Akela”

Pasan los “Agiles” primero, y recitan su promesa. La familia de cada uno se acerca para ponerles el pañuelo. Ya son parte del Grupo Scout Corpus Christi.

En el caso de los “Lobos Astutos”, la promesa es distinta. Ellos ya recibieron la investidura, ya recibieron el uniforme. Ahora lo que quieren ser es parte de la Manada. Como introducción se lleva a cabo una representación del “Libro de las tierras vírgenes” donde las tres futuras promesantes serían “Mogwli”, y el resto de los nenes, los lobos ya miembros de la manada. Aparece uno de los fundadores del Grupo Scout de Corpus Christi (eso me cuenta Lucía, ya que de hecho, es su tío) disfrazado de “Shere Khan” (el tigre) para cerciorarse de que esos “cachorros” estén preparados para entrar a la manada. Les pregunta si saben la ley Scout y el saludo, y como sí lo saben, surge el último obstáculo: Necesitan para entrar dos padrinos. En ese momento aparece primero “Baloo” y después “Bagheera” (la pantera negra) ofreciéndose a apadrinar a estos cachorros. “Akela” toma la voz otra vez y les dice que por último le vayan a pedir permiso a sus familias para entrar. Vuelven las tres nenas y pasan al acto oficial. Se acercan de a una a la bandera para recitar su promesa. Una vez dicha, los padres les ponen el pañuelo a sus hijas.

Ya cerrando el acto, cantan la canción de la promesa, hacen el saludo Scout a las banderas y éstas se retiran. Juanchi dice que ahora “van a romper la cabeza de los chicos contra el techo” Me suena muy agresivo pero todos se ríen, yo no, no entiendo. Empiezan a ponerse en fila enfrentados, desde los grandes hasta los chicos y se agarran des las manos. Uno por uno los promesantes van pasando, son hamacados por los brazos y tirados “por los aires”. Ahora sí entiendo y me río. Era simplemente otra parte de la tradición. Mientras tanto reparten, en su mayoría los padres, vasos con chocolate y alfajores. Cada rama se sienta en círculo a merendar.

Juanchi me busca para ver como me está yendo. Con un mínimo tono de enojo me dice “Tenemos un campo de media manzana y por la lluvia estamos acá amontonados”. Intento contestarle, pero hay como dos o tres madres que también quieren hablar con el. Está bastante solicitado.

Lucía me propone que me vaya con los Rovers al campito Scout a su reunión, y me cuenta que varios le preguntaron quién era la del rincón que anotaba.

Me acerco a los dirigentes de esa rama, me presento y Lucía les dice “No le digan más de lo necesario, es una infiltrada, ella es de Acción Católica” Por un momento me siento incómoda, después mientras hablo y camino con los chicos, se me pasa.

Una vez atravesado el barro, entramos a los salones. Me cuentan que esa edificación la hicieron ellos, y que cada rama tiene su lugar. Es bastante nueva a comparación del lugar que tenemos nosotros para reunirnos, sin contar que la casa parroquial la compartimos con Alcohólicos Anónimos, Catequesis, Confirmación y con cualquier persona que quiera alquilarla. Generalmente nos retan porque dicen que rompemos y ensuciamos todo. Me avergüenza pensar que a veces tienen razón. Subo por una rampa de madera y cuando entro al salón de los Rovers me siento como en una guarida, un lugar que les es muy propio, que los represente a ellos, con sus cosas, hechas a su manera. Tienen un sillón, una estantería con vasos y jarras de plástico, una biblioteca con libros, botiquines y dados gigantes. De las paredes cuelgan fotos de ellos, insignias, “diplomas” y del techo, una bandera. En el centro, hay una mesa a la que de a poco se van acercando. Algo me hace sentirme “en casa”, una imagen de San Maximiliano Kolbe patrono de su grupo según me cuentan. Ese es el nombre de mí grupo también. Lucas me pregunta “Allá en la Acción Católica, ¿tienen salones tan copados como éstos?” él sabe que no. Ojalá los tuviéramos.

Nos sentamos en la mesa, somos alrededor de once personas. Hago entrega de mi “ofrenda”, galletitas de chocolate caseras. Claudia, una de las tres dirigentes del grupo, les pregunta por qué no fueron al “Fuego de la ley” (ceremonia previa a la toma de promesas, se hizo el viernes a la noche). Habían faltado bastantes, y me reconozco en ella, retándolos, como cuando los delegados de mi equipo no cumplen con sus tareas. Cada uno tiene una excusa, Sebastián ya tenía planes, Lucas festejó su cumpleaños, creo que Augusto dijo que no se había enterado.
Llega el tercer dirigente, Juan Pablo, junto con Marcelo, un ex coordinador del grupo quien trajo una torta por su cumpleaños. Cantamos, sopla las velitas y de paso Lucas también. Claudia pregunta si alguien tiene, como buen Scout, un cortaplumas. Candela dice que ella, pero que no responde por su limpieza.

Antes de tomar la voz, Juan Pablo, se para atrás mío y con señas pregunta “¿Quién es?” aunque ya lo sabe. Lucía se encargó de avisarles a todos que había ido. Me incomodo otra vez un poco, marcó con ese gesto chistoso mi lejanía, mi otredad. Ahora sí, empieza su charla: dice que tienen que hablar ya que el sábado que viene es la feria del PPA. Otra vez las excusas “mi grupo no se reunió” “a mi no me llamaron” y como esas, otras tantas. No se de que hablan, pregunto y me dicen que se trata del “Plan personal de acción”. Tienen que plantear objetivos concretos para distintos aspectos de su vida y la semana que viene traer en un afiche de un lado los objetivos y del otro a un prócer del bicentenario que los represente (esta parte es optativa, en el campamento cuando lo hicieron, fue con dibujitos). Su nombre no tiene que aparecer, así los demás lo descubren. Surgen dudas ¿puede ser cualquier protagonista de la historia en estos 200 años o solo políticos? ¿Puede ser cualquiera dentro de los 200 años o sólo de un período? ¿Puede ser Fangio? Deciden dividirse en subgrupos para trabajar, y yo decido irme a recorrer por otro lado.

En el aula de al lado están los Caminantes divididos en subgrupos. Miro la hora, ya son las seis. Tengo que volver al salón parroquial antes de las siete, así que sigo camino.
Esta vez voy sola, con miedo a perderme, soy muy mala ubicándome. Unas cuadras después ya estoy donde todo había empezado.
Me encuentro con Lucía y sus “Lobos Agiles”. Están jugando a un “juego democrático”. Me interesa el nombre, hablar de democracia desde chicos está bueno. Los dirigentes les plantearon dos proyectos, recolectar cosas por la calle o hacer una plaza dentro de un geriátrico. Gana la plaza. Es difícil callarlos, mantenerlos calmos, al fin y al cabo son chicos, ya sea que estén en Acción Católica, Scouts, o en el medio del Congo, van a seguir siendo inquietos. Piden silencio con la seña Scout, pero poco funciona.

En el otro lado del salón, los “Lobos Astutos” están eligiendo un proyecto también, pero es uno personal. La idea es que elijan un tema que les guste para luego investigarlo y exponerlo ante los demás. Me muestran su estandarte, es un lobo de madera del cual cuelgan cintitas con el nombre de cada uno. Gonzalo, uno de los dirigentes, me cuenta que quizás aunque pasaron los años uno ve el estandarte y encuentra su cintita.

Del otro lado del vidrio está la Unidad. A partir de su rama las patrullas están divididas por sexo. Si bien tienen reuniones todos juntos, al momento de trabajar, vuelven a sus pequeños grupos de cuatro o cinco. Hay lobos, búfalos, horneros, delfines, libélulas y algunos más. Cada uno tiene un banderín llevado por el guía de la patrulla. Algunos grupos de Acción Católica también están divididos por sexo, pero al menos en mi parroquia, San Gabriel y en la capilla que de ella depende, no. Pienso en otra diferencia, los nombres, nosotros nos llamamos por santos.
En la Unidad también juegan al “juego democrático”, pero su proyecto ya esta planteado: Hacer tachos de basura para el campito Scout. Su tarea es diseñarlos, después votarán cuál es el que más les gusta. Me acerco a un grupo y unas nenas me preguntan quién soy. Les digo que me llamo Ana, y que estoy ahí porque tengo que hacer un trabajo para la facultad. Se da vuelta Nicolás, primo de un amigo y dirigente de la rama y les dice “Ella es de la contra” Las nenas me miran y me dicen “Ah, sos de Acción Católica, ¿de dónde? ¿Conocés a mis primas?” Sí las conozco, cada vez más puntos de unión entre las dos instituciones.

Van a dar por finalizada la reunión, pero es imposible que los chicos estén tranquilos, se mueven, gritan, quieren jugar. Los dirigentes dilatan el final con un juego, los hacen correr, chocarse, caerse. Los chicos se ríen. Le comento a un dirigente que me da miedo ver a los nenes golpearse porque una de las nenas de mi capilla se cayó corriendo y se “lastimó” la mano y ahora la madre quiere hacer juicio a la aseguradora de la parroquia. El me cuenta que a ellos también les pasó. Ambos concluimos en que no está bueno cuando das todo por los chicos y te lo “devuelven” así.

Ya están calmados, o cansados, y los sientan otra vez. Para cerrar les cuentan que hay una lista de juegos que “murieron”, es decir que no van a hacer por un tiempo (están escritos en una hoja con una lápida dibujada y todo) Los chicos festejan por algunas de las pérdidas, y se quejan por otras. Ahora sí, Nicolás da el toque final, canta el “Do Re Mi Scout”
“Donde quieras que tu estés
Recuerda tu buena acción
Mira siempre hacer el bien
Fácilmente lo podrás
Solamente has de seguir
La vereda de BP (*)
Si sigues un ideal
Tú serás un buen Scout.
En mi grupo yo aprendí
A servir de corazón
Y cuando voy de excursión
Mucho me divierto yo
Solamente has de seguir
La vereda de B P
Si sigues un ideal
Tu serás un buen Scout.”

Son las siete, la reunión terminó y salen en fila para Misa, ellos solos no, todo el Grupo Scout de Corpus Christi va. Esperando en la puerta del templo, me encuentro con Lucía por última vez. Me pregunta cómo la pasé, si me sirvió, se ofrece a ayudarme en lo que necesite y entra.

También me encuentro con Fran, dirigente de los Rovers, se acerca para preguntarme cómo me había ido. Le cuento que bien, que me gustó mucho, pero que algunos me gastaron por ser de Acción Católica. El me mira y mientras camina me dice “Si tiramos todos para el mismo lado ¿Por qué crear diferencias?” y pensar que yo fui con miedo.

Le mando un mensaje a mi mamá diciéndole que ya terminé, que si puede venir a buscarme. De fondo escucho “Gloria a vos Santo Espíritu, viento y fuego, que hiciste de los pueblos, un solo pueblo.”



(*) BP: Robert Baden-Powell, creador del movimiento Scout.