La uva y el vino (Eduardo Galeano)
Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela.
Antes de morir, le reveló su secreto: -La uva -le susurró- está hecha de vino.
Marcela Pérez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos.

viernes, 15 de julio de 2011

"Teoría y práctica del caos I"


Estimado vos,

Sí, vos! No quieras correr, no intentes huir, porque sabés que te quiero hablar a vos. Así que, quedate, leéme, juro no molestarte más de cinco minutos. Aunque, si lo que tengo para decirte lograra quedarse un rato más dando vueltas por tu cabeza, no me ofendo.

Resulta que me dí cuenta de algo y me pareció apropiado, o justo, compartirlo. Espero te guste, o que te sirva.

El año pasado quizás recuerdes, el caos me poseyó. No exagero, y lo sabés. El caos había llegado a mis días con firmes intenciones de no irse. Y yo lo dejé quedarse, le hice un lugar entre mis apuntes, también en mi almohada. Como si eso fuera poco, decidió instalarse en mi mente, y un poco también, por qué negarlo, en mi alma. Iba a la facultad, y ahí estaba el caos, llegaba a la parro, y el caos me decía “hola”, ni hablar antes de irme a dormir, cuando el caos me recordaba que el tiempo entre el sueño y la vigilia, era de su propiedad.

Sin embargo, algo pasó, las buenas vibras llegaron a mi. Raro, lo sé, lo sabés, los sabemos ¿Yo, señorita racionalidad, permitiéndome buenas vibras? Sí, así es, yo, señorita racionalidad, incorporando a mi vida la filosofía de las buenas vibras, a tal punto que, ahora amigos o amigas, se acercan a pedirme que les pase algunas, que les mande algunas. Quién lo hubiera dicho…

Bueno, hasta acá me seguís, o como mínimo, sabés de qué te estoy hablando. Bueno, ahora sí, prosigo entonces.

Resulta que en este último tiempo el caos intentó volver a mi. Y como soy bastante débil, se lo permití. No me había dado cuenta hasta entonces de su diferencia, de lo cambiado que estaba, aunque quizás, era porque la que había cambiado, era yo.

Puedo mirarte hoy y afirmar que soy un caos, pero uno feliz. No es novedad que lo que pienso o incluso lo que siento en estos tiempos modernos que nos toca vivir puede considerarse ilógico, o incluso, que roza con lo considerado “de locos”, pero este revuelo de cosas que soy, esta mezcla de vaya uno a saber qué, está sobrecargada de risas, de aprendizajes, y de obviamente, buenas vibras, así que me considero un caos lindo, algo así como, una loca linda.

¿Entendés lo que estoy intentando decirte? ¿O me compliqué mucho? Es bastante más simple de lo que seguro parece. Quizás, sólo era cuestión de dejarse llevar.

No sé mi querido vos qué pensás de todo esto, estoy bastante segura de que estás dudando de mi cordura, probablemente desde la primera línea que leíste. Contra eso no puedo hacer nada, así que me limito a hacerte una invitación: vení, trépate a esta ternura de locos que hay en mi.

Por ahora no tengo nada más para decirte.

Te mando un beso grande, y espero nos estemos viendo pronto.

Yo.