El martes a la noche, en respuesta al grito de “estas son compañeras mías de la facu” fue que me acerqué al cuarto de Pan para ver de qué hablaba.
Me encontré con un informe en “Duro de domar” sobre La Marcha de las Putas. Algunas cosas las compartía, otras no tanto, pero no fue sino el momento en el piso del estudio lo que me terminó de molestar.
Es imposible que una mujer que ha ido caminando por la calle, con miedo de pasar por una obra, o soportando que hombres se le acerquen y susurren asquerosidades, diga que lo que las chicas plantean, no tiene tanto sentido porque en unos años “van a extrañar estos piropos”. Desde un principio voy a decir NO ESTOY EN CONTRA DEL PIROPO, pero porque un “hola linda” no me molesta escuchar. Algunas cosas me han dicho que me hicieron reír, es verdad “hacen tolón tolón” me sorprendió, me molestó, pero a la vez, me causó gracia, aunque, fue el único. Pero, otras tantas veces, la situación fue totalmente invasiva y violenta. Un domingo, yendo a lo de mi novio, me crucé con un sujeto que iba por la calle quién mientras se acercaba me decía “Te hago…. (complete aquí con la guarangada que le plazca)”, y me dio tanto miedo, y me sentí tan tocada, que me puse a llorar. Creo que en contra de ese tipo de situaciones es de las que hablan las chicas. Me pregunto qué pensaría alguno de los panelistas si viene su hija y les dice que un hombre le dijo tantas pero tantas guarangadas que la hizo llorar.
Por otro lado, llega el verano, hace calor, y cada vez que tomo el tren tengo que pensar qué remera me pongo, si es ajustada, si es escotada… ¿Por qué condicionás tu vestir? Me pueden decir, y la respuesta es para ahorrarme malos momentos. Llámenme exagerada, pero no tengo ganas de escuchar todo lo que harían con vaya uno a saber qué parte de mi cuerpo. No me hago la linda, ni mucho menos, sólo digo que no me gusta pensarme en esa situación, no me gusta imaginar a mi hermana caminando por la calle escuchando ese tipo de cosas.
Creo que hay una notoria diferencia entre un “hola linda”, un “mamasaaaa” y un “te hago… (vuelva a completar con la guarangada que le plazca)”, y no es que aborrezco a cualquier persona que me diga “Che, qué linda estás” o lo que sea, particularmente, estoy en contra de que personas X por la calle vayan incomodándonos, tenemos derecho a caminar sin escuchar este tipo de cosas.
Y si estás casada con un hombre que mientras camina de la mano con vos no le molesta que te digan “pero vení que te encierro en una habitación y te cojo de acá a la China”, creo que hay algo que no está funcionando del todo bien. Bah, al menos para mi.
Y por último, pero no menos importante admito que siempre tuve mucho miedo (como miles de otras mujeres) a sufrir una violación, he tenido pesadillas horribles…Y si bien no digo que las guarangadas al pasar sean una violación, a mi me generan una inestabilidad muy grande, me descolocan emocionalmente, y me remiten a mis más grandes miedos. Entonces frente a esto digo ¿en qué cabeza cabe pensar que me gustaría vestirme de cierta manera sabiendo que provocaría una violación? Sr. Canadiense, nos vestimos como queremos y no somos responsables de los actos que otros cometan sobre nosotras. No intente cubrir sus faltas a la hora de prevenir ciertos eventos culpándonos.
Simplemente me gustaría que este tema dejara de ser tomado como una cosa de “ay, a las chicas no les gusta que les digan lindas” sino realmente ponerse en nuestro lugar, saber cómo nos sentimos cuando escuchamos ciertas cosas, y más que nada saber que La Marcha de las Putas nace por las imbecilidades que dijo Michael Sanguinetti, y espero a éste, nadie salga a defenderlo.
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