El proyecto narrativo empezó a dar vueltas en mi cabeza desde el primer día de clases cuando nos hablaron de él.
Lo primero que pensé, al escuchar que la temática iba a ser el viaje fue que iba a escribir sobre “el viaje” realizado por una persona al drogarse. Pero después me di cuenta que estaba en un problema, porque realmente no sabía cómo era la experiencia de drogarse. Pensé a qué amigos podía entrevistar para que me contaran todo, desde cómo conseguirla, en que momentos preferencialmente consumen y finalmente qué sienten durante y después de haber consumido.
Esta idea siempre me interesó, pero realmente, no tenía ganas de escribir sobre ella. Creo que tengo algunas heridas con respecto a ver a personas que quiero mucho en estados bastante complicados y preferí dar un paso al costado.
Mis ideas quedaron en stand by, y me dí un tiempo de descanso. Hasta que un día en un teórico, el de crónica más precisamente, empecé a ordenar el lío que tenía en la cabeza. Agarré mi cuadernito (ese que nos recomendaron que tuviéramos encima siempre) e hice mi lista de temas:
-Viaje a la infidelidad escapando de un matrimonio conflictivo o aburrido.
-La espera de alguien que está de viaje por obligación de las FFAA.
-Escapar de una familia por una historia que duele.
-El recorrido de alguien desde que muere, por donde va, cielo, infierno, hospital, velorio.
Esta idea es la que aparece remarcada. Tiene flechas que dicen “Rúben, Brasil, días dando vueltas. Creo que es la que más me gusta, por la facilidad de hablar del tema”
Ese día cuando volvía en el tren empecé a trabajar en el personaje. Quería que tuviera cosas de mi tío abuelo pero no que fuera él, así tenía más libertad de agregarle características al personaje y sacarle otras.
Igualmente, un pequeño miedo me rondaba: No quería herir susceptibilidades. Mi manera de decir las cosas, bruta, dura, quizás no era compartida por todos los demás. Mismo como hablo a veces de algunos familiares que fallecieron en mi casa, es festejado por mi hermana más grande, pero mis otros dos hermanos se enojan, les parece irrespetuoso… Es mi corazón coraza, el humor negro me rescata en situaciones difíciles.
El día que en clase hablamos todos de cuales eran nuestras ideas, a medida que escuchaba lo que proponían los chicos, sentí que mi proyecto iba a ser, no se, malísimo (por decir algo) Todos tenían unas ideas copadas y originales y yo aparecí con un muerto que habla. Pero bueno, la verdad es que en ése espacio me sentía cómoda escribiendo y decidí darle para adelante.
Empezamos el receso de clases, y en el medio de la organización de una actividad demasiado grande que tengo a cargo tuve que hacerme tiempos para escribir, los cuales se me hicieron casi imposibles.
Intenté mantener una regularidad en el blog con las notas, con mi trabajo, pero a veces realmente me colgaba y me frustraba mucho conmigo misma. Sin embargo en éste período algo cambió: Mi relación caótica con las notas de lectura, las cuales no entendía, no sabía como hacerlas, me resultaron liberadoras.
(Todo el material subido al blog está adjunto)
Finalmente el día del niño pasó y el receso también, así que tuve que sentarme a escribir sin excusas.
Teniendo como base una primera parte que ya había subido al blog, retomé y escribí y escribí y escribí. Le dije a mi mamá en chiste que a mi tío abuelo no le gustaba el hecho de que escribiera sobre él y había invadido no sólo mi computadora (la cual se me tildó y tardó mucho en volver a su estado normal) sino también la notebook de mi hermano, la cual nunca se traba pero que justo ese día mientras escribía se tildó, se apagó la pantalla pero la música que estaba escuchando, siguió sonando. Claramente fueron fallas técnicas, pero es más divertido decir que tengo a los espíritus chocarreros atascados en el monitor.
Y así nació (o murió mejor dicho) Rubén. Ese hombre, tan poco hombre a veces, que me permitió jugar en un lugar en el que siempre me refugie. Se que al principio se creyó que mi proyecto sería cómico, pero no era eso lo que quería. Lo que buscaba era poder tener la libertad de decir todas las cosas con humor negro que muchos no te dejan decir porque “quedan mal”
Me acordé en éste proceso de otros cuentos míos que rondaban en el tema, donde había un muerto con mucha presencia en la historia. Y los releí y me releí, y me sentí dos personas distintas. Tan dolida y triste, respetuosa y silenciosa por un lado, y tan suelta y descontracturada por el otro, lo cual es lógico, no siento hoy el dolor que sentí al escribir mí otro cuento o ya me acostumbré a sentirlo.
Hola Ana, muy interesante tu proceso de escritura, en especial esa liberación que mencionás para experimentar con recursos narrativos que antes no solías usar.
ResponderEliminarTambién me llama la atención el tono de tu cuento, sobre todo hacia el final, pero quizás es en esa angustia y desesperación del protagonista donde más se nota tu lectura de Poe..
Muy llamativa tu última observación, sobre tu cambio de una narración a otra, y la muerte como un tema recurrente en tus relatos; yo creo que todos tenemos esos temas recurrentes y siempre nos referimos a ellos de una forma u otra.
Nos vemos mañana, saludos!