“Diremos, pues, que estoy loco. Concedo, por lo menos, que hay dos estados distintos en mi existencia mental: el estado de razón lúcida, que no puede discutirse y pertenece a la memoria de los sucesos de la primera época de mi vida, y un estado de sombra y duda, que pertenece al presente y a los recuerdos que constituyen la segunda era de mi existencia. Por eso, creed lo que contaré del primer período, y, a lo que pueda relatar del último, conceded tan sólo el crédito que merezca; o dudad resueltamente, y, si no podéis dudar, haced lo que Edipo ante el enigma.”
“Eleonora”, Edgar Allan Poe.
Tuve que elegir a un autor para trabajar en mi proyecto narrativo, y seguí el consejo de Claudia: leí a Edgar Allan Poe.
Busqué en mi casa un libro suyo en castellano que un par de veces había hojeado. Pero, el hada del desorden parece habérselo llevado. Así que fui a la biblioteca de mi mamá, quien es profesora de Inglés, y empecé con una antología llamada “Tales of mistery and imagination”. De ese libro, leí sólo algunos cuentos, y fueron suficientes como para entender el misticismo y la sobrenaturalidad con la que escribe o sobre la que escribe E.A.P.
Creo que, que un muerto hable en mi proyecto, es lo de menos si lo comparo con las criaturas que él hace hablar.
Igualmente, cuando busqué cuentos suyos online, me sorprendió el sentirme un poco más cerca de un escritor de su talla. Todo empezó cuando leí la corta biografía que aparecía en “Tales of mistery…” algo me quedó de él dando vueltas, pero no muy fijo. Cuando encontré en internet “Eleonora”, empecé a sentir que esa historia me sonaba. Tipee en google “Edgar Allan Poe, biografía” y ahí encontré mi respuesta.
Es él quien habla en esa historia, ése joven nacido en Boston en 1809 y que a la corta edad de 2 años, ya era huérfano. Sus padres habían muerto de Tuberculosis (ellos murieron, mi mamá tomó 9 remedios diarios por meses y se curó. ¿Qué hubiera pasado si David y Elizabeth hubieran tenido las mismas posibilidades que ella?)
A partir de ahí, vivió de la caridad de sus parientes. Un poco en cada lugar hasta finalmente mudarse con John Allan, de quien toma su apellido a pesar de tener una relación muy conflictiva.
La vida de E.A.P. está marcada por situaciones oscuras, o lo que yo considero oscuras. Fue expulsado de la Universidad de Virginia por jugador, era alcohólico, y para intentar huir de la miseria y el hambre, se unió al ejército.
Lo que más me interesa de todo esto es Virginia Clemm, su prima y esposa. Si bien, ella tenía 13 años y el 27, nada impidió su matrimonio. Por ahí leí también que ellos mantenían una relación más bien fraternal que conyugal, pero eso no quita el inmenso cariño que pudieron haberse tenido, y la tristeza que debe haber ocasionado la muerte de Clemm, también de tuberculosis, en 1847 con apenas 24 años de edad. “Vio el dedo de la muerte posado en su pecho, y supo que, como la efímera, había sido creada perfecta en su hermosura sólo para morir; pero, para ella, los terrenos de tumba se reducían a una consideración que me reveló una tarde, a la hora del crepúsculo, a orillas del Río de Silencio. Le dolía pensar que, una vez sepulta en el Valle de la Hierba Irisada, yo abandonaría para siempre aquellos felices lugares, transfiriendo el amor entonces tan apasionadamente suyo a otra doncella del mundo exterior y cotidiano. Y entonces, allí, me arrojé precipitadamente a los pies de Eleonora y juré, ante ella y ante el cielo, que nunca me uniría en matrimonio con ninguna hija de la Tierra, que en modo alguno me mostraría desleal a su querida memoria, o a la memoria del abnegado cariño cuya bendición había yo recibido.”
Y es en esta pequeñez, donde me siento cerca de E.A.P. bah, ésta es la segunda pequeñez. Primero la presencia de la TBC en nuestras familias (tan común en su época, tan incorrectamente creída erradicada en la mía) Después, el hablar de sus muertos, de sus sombras, de sus monstruos. “Vosotros los que leéis aún estáis entre los vivos; pero yo, el que escribe, habré entrado hace mucho en la región de las sombras. Pues en verdad ocurrirán muchas cosas, y se sabrán cosas secretas, y pasarán muchos siglos antes de que los hombres vean este escrito. Y, cuando lo hayan visto, habrá quienes no crean en él, y otros dudarán, mas unos pocos habrá que encuentren razones para meditar frente a los caracteres aquí grabados con un estilo de hierro.” (Fragmento de “Sombras”) y el saber que Eleonora era además familiar suyo, me hace pensar no solo en Rubén, sino en el matrimonio en sí.
Este fin de semana, al comentarle a mi prima de Corrientes sobre mi proyecto, creo que no le gustó mucho la idea. Le pregunté si le molestaba y aunque dijo que no, algo me hizo dudar.
Sin embargo, hablamos de su abuelo un rato, y algunas anécdotas salieron a la luz. Como que se casó con mi tía abuela “Chola” cuando ella tenía sólo 15 años, mientras que él le llevaba unos cuantos (otra vez, E.A.P. dando vueltas) Mi tío abuelo se sabe era machista, muy de la época de mediados de siglo, y con el plus del interior. Una vez, le preguntamos a Chola si Rubén le había sido infiel, a lo que respondió “Pero querida ¡toda la vida! Pero decime qué iba a hacer yo con tres hijos y sola. Nada.” Cuarenta años después, mi mama se enfrentó a un juicio y trabaja el doble. Ella si pudo darse el lujo de decir “basta”.
Sin embargo, todo cambió cuando Rubén murió. Ahora mi tía abuela hace Tai Chi, pilates, en agosto se va a New York dos semanas y después de haber viajado por Europa está pensando embarcarse rumbo a Jerusalén.
Quizás, para quienes me lean no tenga sentido esta absurda relación que inventé entre Edgar Allan Poe y mi proyecto y mi tío abuelo y la mar en coche, pero algo me hizo clic mientras leía y creo que eso es lo que esta bueno contar.
Después de hablar con mi prima había empezado a dudar si no sería una buena idea escribir sobre la vida de Chola también, o aparte, o en lugar de Rubén y la biografía de E.A.P. no colaboró.
Pero, paciencia me recomendaron y paciencia voy a tener. Ya todo se va a aclarar. Mientras tanto, me voy a juntar juguetes y a cumplir años.
Me quedó una ensalada de historias mezcladas creo. Pero lo disfruté.
ResponderEliminarNos vemos!
ana.
Ana,
ResponderEliminarMuy interesates tus notas, me gusta ese ir y venir. Y apenas vi Poe y pensando en tu muerto que habla, inmediatamente se me vino a la mente el señor Valdemar!
Conocés el cuento?
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/verdad.htm
Saludos y feliz cumpleaños! (cuándo es?)
Emilia
Gracias Emilia! En cuanto pueda, lo leo, porque realmente no lo conocía.
ResponderEliminarCumplo años hoy! Los dulces 22, jajaja.
Un beso!
¿hoy, 4 de agosto?
ResponderEliminarmi hijo, simón, cumple también hoy, sus primeros 6!
abrazo a tu leonina...
qué bueno que haya llegado poe,
interesantísimo el devenir de tus notas en relación con tu proceso
adelante, ana
Creo que tenía 11 o 12 años, cuando conseguí que me regalaran dos tomos de editorial Alianza de bolsillo con cuentos de terror de Poe. Me acuerdo que en las tapas había como una calavera pintada con pincel o algo así.
ResponderEliminarHabía un cuento que fue el que más me impactó que era sobre un tipo que sufría ese problema de que parece que te morís, pero no. Y era en una época donde no se podía verificar tanto como ahora (ponele hace siglo y pico). Entonces el tipo tenía TERROR a que lo enterraran vivo. La cuestión es que el cuento de lo único que se trata es de todo el miedo que el tipo va teniendo, las medidas que toma, las cartas que escribe, las instrucciones que da a sus allegados, se construye una bóveda a prueba de eso, con palancas para abrirla desde adentro por si lo entierran vivo. Después piensa que si despierta a la semana va a estar sin fuerzas para activar las palancas, entonces hace que le pongan unos hilos, no se. Una locura. No tiene nada de tenebroso, salvo que el tipo se va cebando cada vez más. Resulta enfermante y a uno lo empieza a "incomodar".
Tuve problemas para dormir una semana entera, porque no podía relajarme al momento de apoyar la cabeza en la almohada y cerrar los ojos. Tuve pesadillas, todas relacionadas con encierros. Un desastre. Siempre me acuerdo porque después de eso terminé leyendo Lovecraft, que tiene muchos mas bichos, y aunque me ponía un poquito nervioso, nunca logró ponerme como me puso ese cuento de Poe.
Luego me tomé vacaciones y me fui a leer El Señor de los anillos, como para bajar un cambio.
No recuerdo cómo se llama el cuento, pero buscalo.
Ciao!
Gracias Claudia! Mis saludos al leoncito, jajaja.
ResponderEliminarPablo, voy a buscar el cuento que mencionás, realmente me interesó mucho tu nota, seminota, intento a nota, o simple recuerdo de algo leído. Gracias por la lectura.
Uh, yo leí ese cuento, Pablo. CNo me acordaba eñ nombre, pero tras una breve googleada, lo encontré:
ResponderEliminarhttp://www.literatura.us/idiomas/eap_entierro.html
Pero para mí, el mejor de Poe es "El pozo y el péndulo".
http://www.literatura.us/idiomas/eap_pozo.html
Siempre me llamó la atención la forma en que un texto puede tener tal impacto en nosotros como para impedirnos dormir, hacernos sentir miedo, nauseas, angustiarnos. Me pasó con "El niño proletario", de Lamborghini, el cuento me afectó muchísimo.
Saludos!
Gracias Emilia por el trabajo de rastreo sobre E.A.P.!
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